Un pedazo de una canción perdida bajando la escalera:
“No me cansaré de bendecir”
—Uno, dos, tres: tu nombre es lo de menos.
Yo espero, regresa:
Parsimonia.
“No me cansaré de bendecir”
Recuerdo circular.
—”Te quiero”
Desprecio como medida de cercanía.
Lo primero es lo que importa.
Espera, quédate:
Efímero.
—Me gusta tu televisión.
—Si, desde aquí todo se ve mejor… ese espejo ¿para mi?. Siéntate debes de estar sediento, sírvete un refresco.
—Déjame contarte, tanto que ver y hacer, tararea esa canción huérfana mientras te platico.
—”No me cansaré de bendecir”
Fantasía, me maldigo a mí mismo.
Errante acariciando el mundo y olvidando los rincones.
—Tres, uno, cuatro: me acuerdo mucho de ti y el nombre es lo de menos.
—Yo tambien, de lo mejor y de lo peor.
Por mi ausencia no me perdono.
Tu tonada cantando en la escalera,
y la escalera nunca estará sola
Lo primero es lo que importa.

